Se lamentan de competencia desigual con operadores comunitarios y de que las plataformas les han quitado el 30% de los abonados.
isminución de los abonados en un 30%, exceso de regulación y competencia en condiciones desiguales son las dificultades que atraviesan las firmas de televisión por suscripción del país, que se sentarán a analizar su crisis y perspectivas entre el 29 y el 30 de mayo en Bogotá, en un foro organizado por la Asociación de Operadores de Tecnologías de Información y Comunicaciones de Colombia (Asotic).
La presidenta de esa agremiación, Galé Mallol, aclara que si bien no representa a las más grandes, como Directv, Claro, Une-Tigo y Telefónica, ellas sufren los mismos males. Habla de la “desventura” que les viene en los próximos cuatro años.
¿Por qué la desventura?
Por el cambio de Gobierno. Todo el sector está expectante, porque necesitamos continuidad con lo que hemos gestionado en cuatro años.
¿Qué tanto depende el sector de eso?
Muchísimo, porque estamos superregulados; tenemos excesiva carga tributaria, nos hemos visto demasiado golpeado por las nuevas tecnologías y hay nueva competencia en el sector de TV no tradicional.
Nos preguntamos qué vamos a hacer, porque la forma como se ve televisión cambió. Los usuarios están pidiendo que les demos garantía de algo diferente, pero es muy difícil si tratamos de competir con las nuevas plataformas.
¿Qué los diferencia?
Ellos no tienen ningún tipo de regulación y nosotros sí, estamos obligados a tramitar licencia; tenemos tres instituciones que nos vigilan y controlan, sin un regulador convergente, sino que son 168 reportes más o menos al año, lo cual es un desgaste administrativo; además viendo que Colombia tiene 64 licencias no todas son tan grandes como uno cree, sino empresas familiares, locales, que tratan de subsistir desde hace 15 o 20 años. Entonces, es importantísimo que sigamos una misma línea.
¿Qué tan grande es su sector?
Con la compensación que le pagamos al Estado financiamos el 88% de la TV pública. Por ejemplo, Ecuador tiene tres operaciones robustas de televisión por suscripción y México solo 2; en cambio Colombia el desarrollo ha sido tan diferenciador y de hecho tenemos una televisión híbrida, con la comunitaria, que comprende entre 300 y 400 operaciones que se catalogan de una manera diferente pero en últimas terminan siendo también competidores.
¿Acaso su régimen no es distinto?
Un estudio de la CRC (Comisión de Regulación de Comunicaciones) del año pasado dice claramente que la TV comunitaria es competencia directa nuestra. Lo que debía hacer es organizarse y tratar de avanzar hacia la TV por suscripción. Ellos no están cumpliendo con la normativa y mi pregunta es qué institución tiene la capacidad para controlar 400 operaciones que cumplan con la ley. No existe.
¿Realmente, ese es su mayor problema?
No podemos seguir depredando el mercado, compitiendo con las tarifas más baratas de toda Latinoamérica mientras que el producto para nosotros es sumamente caro, más todas las cargas impositivas. Además, nos obligaron como mass carry a subir los canales privados porque ellos no tenían la capacidad de llegar al 100% de los hogares; ahí sí nos necesitaron, y ahorita nos quieren cobrar.
¿Cuáles son sus ingresos?
Hay entre 5,6 y 6 millones de usuarios y eso hay que multiplicarlo, dependiendo la tarifa, por $37.000 la menor, hasta $200.000. No contamos con cifras globales porque también tendríamos que incluir ahí la televisión comunitaria.
¿Ellos facturan?
Sí, de hecho una de las grandes problemáticas que tenemos es que venden por debajo del costo el mismo servicio. Cuando yo llego a un territorio como San Vicente del Caguán con una parrilla que me cuesta $37.000 y me encuentro con una comunitaria que ofrece lo mismo en 18.000 pesos ¿quién está depredando el mercado?
¿Cómo logran ellos eso y ustedes no?
Porque subreportan, no le dicen al Estado cuántos usuarios tienen e infringen la norma de no tener las señales codificadas.
¿Qué hacer entonces?
Lo primero es un trabajo para que los cableoperadores de TV por suscripción y comunitaria digan cuántos usuarios existen. Dos, tenemos que tratar de quitar cargas de acceso.
¿Cómo está repartido el mercado?
Estamos en 60% para nosotros y 30% para ellos. El otro 10% corresponde a potenciales usuarios a los que tenemos que llegar todavía.
¿O sea que el mercado está casi copado?
En el último estudio de la CRC se hablaba de un 30% a 40% en un rango que todavía había posibilidades y revela varias cosas adicionales, por ejemplo que Netflix no es competencia nuestra, sino que complementa lo que ofrecemos, mientras que las comunitarias sí lo son y no tienen las mismas cargas. No estoy hablando de que terminemos con la televisión comunitaria, todo lo contrario, pero si hay una operación que es similar a un cableoperador tradicional, tratar de llevarlos a este esquema y que los vigilen exactamente igual que a nosotros.
Ese es un problema, pero es más grave el acceso de estas nuevas plataformas audiovisuales que no tienen ningún tipo de vigilancia y control, no tienen oficinas acá, no pagan sino el 19%…
¿Qué plataformas son?
Por ejemplo Hulu, Amazon Premium y Netflix, que están llegando a nuestros usuarios y utilizan nuestra infraestructura.
¿No que Netflix no era competencia?
Es complementaria, pero sí es competencia en la medida que no tenga ningún tipo de regulación. Y una de dos, o los regulan a ellos o nos desregulan a nosotros. Hace tres años tenían 250.000 suscriptores y hoy día son casi 1,5 millones.
¿Y ustedes?
Hemos disminuido en 30% los últimos dos años.
¿O sea que ustedes van hacia la extinción?
Sí, si no innovamos, la idea es que tenemos que seguir estudiando cuál va a ser el comportamiento del cliente, cómo garantizarle una experiencia mil veces más positiva y tratar de generar híbridos: que si ve en promedio de 6 a 7 canales pueda comprar su grilla y no el empaquetamiento completo; tratar de ver si podemos mantener los canales de forma lineal con más interactividad.
Fuente: Portafolio